La obra disecciona, a través del humor, el dilema entre tu verdad, mi verdad, y la verdad, y es el espectador el que finalmente elige su propia aventura. Continuidad de los parques bebe del espíritu de los relatos de Roald Dahl y de Saki. Su afán común es el de sorprender, con ingenio y sentido del humor; componer situaciones donde el desenlace imprevisto de sentido a la extrañeza inicial. Los personajes adquieren su verdadera dimensión, su comportamiento “coherente”, una vez sobrepasan el umbral de lo incomprendido. Y precisamente como consecuencia de ese conocimiento equívoco y parcial, el espectador puede disfrutar del desconcierto y el regocijo.